sábado, 20 de octubre de 2007

A la captura del botín ártico

El retroceso de los hielos árticos es un drama para los indios inuit, para los osos polares y para cientos más de especies que habitan el frío del Norte. Pero otros se frotan ya las manos –y no de frío–, ante el fabuloso negocio que se abre al retirarse el engorroso hielo.

Inmensas bolsas de gas natural y una cuarta parte de los yacimientos de petróleo no explotados del mundo, además de diamantes y otros minerales, enormes bancos de pesca y una nueva ruta navegable que enlazaría el Atlántico con el Pacífico en menos tiempo son el goloso botín, cada vez más accesible, que ambicionan Rusia, Estados Unidos, Canadá, Noruega, Islandia o Dinamarca. Numerosas voces exigen ya que se protejan cuanto antes los hielos del norte –o lo que quede de ellos dentro de 20 ó 30 años– para conservar una de las mayores riquezas naturales del planeta.

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